Problemas de autoestima.
Los niños, al igual que los adultos, también se sienten tristes cuando las cosas no les van bien, cuando se enfadan con sus iguales o con los adultos significativos, cuando sienten que fracasan en sus objetivos o en las exigencias que les impone el entorno, etc. Los niños manifiestan la tristeza a veces con irritabilidad, excesiva sensibilidad, rabietas, etc. La infancia además, es una etapa de la vida en la que se está formando el autoconcepto y la autoestima. La experiencia de fracaso, la tristeza y otras emociones negativas pueden hacer que el niño se forme un autoconcepto negativo si no se trabajan adecuadamente. Un psicólogo infantil puede ayudar al niño a expresar ese malestar y enseñarle técnicas que le lleven a encontrarse mejor.
Celos entre hermanos.
Los celos, al igual que otros sentimientos que experimentan los pequeños, aparecen con frecuencia en muchos niños, sin tratarse necesariamente de algo patológico. El psicólogo puede dar pautas a los padres y adultos del entorno para manejar esta situación sin que el niño se sienta afectado, y sin dejar de prestar atención hacia la persona por la que siente celos el niño. Además, también es importante, del mismo modo que sucede con otras emociones negativas, trabajar con el niño el significado de la misma y enseñarle a pensar de una manera más adecuada que le permita sentirse mejor. Una vez más, se trata de lograr que el niño consiga regularse y aprenda el autocontrol de su conducta cuando sea necesario, así como a expresar lo que siente, aspectos tan importantes para su desarrollo emocional.